UN APARTAMENTO EN BABEL, 3
¡Oh, Siria...!
-Extranjero, todos habitamos una única patria, el Cosmos. A todos nos ha parido el mismo Caos y somos ciudadanos de todas las ciudades. Esto nos susurra al oído Meleagro desde su lejano siglo a los caóticos, indiferentes y a menudo poco pulidos ocupantes actuales del mundo del que el poeta de Gádara se despedía en este epitafio. Qué melancolía ante la poca lección aprendida desde entonces. Los bisnietos de Meleagro son ahora fugitivos espantados en busca de un mínimo solar apaciguado y nutricio.
Rafael Inglada, cosmopolita como Meleagro, se inventó la colección Llama de amor viva para hospedar a poetas y a traductores de todas las Sirias o Sorias que se presentaran en formato lírico. Eso sí: los versos tenían que llegar a las cubiertas a lomos de una llama andina (en mi caso, la de un matasellos de una postal que me envió desde el Perú Rocío Silva Santisteban). En la imprenta de los Andrade se uncía el resto. Así llegó este sirio antiguo a Málaga. ¡Qué congoja, Siria, sentimos hoy ante tu destino y ante tus ruinas!
Bellísimo epitafio, Aurora. Comparto tu melancolía ante nuestra ignorancia de la luminosa lección de los clásicos.
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