EL POEMA DE LA SEMANA PARA USO ESCOLAR, 1
Sor Juana Inés de la Cruz y su defensa del cultivo de la inteligencia:
Quéjase de la
suerte: insinúa su aversión a los vicios
y justifica
su divertimiento a las Musas
SONETO
En
perseguirme, mundo, ¿qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?
Yo no estimo
tesoros ni riquezas
y así,
siempre me causa más contento
poner riquezas en mi entendimiento
que no mi entendimiento en las riquezas.
Y no estimo
hermosura que, vencida,
es despojo civil de las edades,
ni riqueza me agrada fementida,
teniendo por
mejor, en mis verdades,
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.
Lo adobamos con unos párrafos entresacados de la novela Amar tanta belleza*, de Herminia Luque, una obra de ficción que recrea un episodio de las vidas de María de Zayas y de Ana Caro de Mallén, escritoras del siglo XVII tan hambrientas de literatura como Sor Juana. Una novela para viajar a zonas que otros autores y todos los cronistas dejaron en penumbra y en tiniebla, en la que se escuchan los anhelos y las ambiciones de los espíritus antes que los sables chirriantes de alatristes y águilasrrojas:
"Hecho milagroso que este mundo de penalidades también contenga el contento que nunca se acaba -a diferencia de tantos otros- que es el de la lectura"
...
"Yo quiero los ojos para ver la vida, no para ver la muerte.
Yo quiero los ojos para disfrutar de la belleza del mundo,
para leer mis amados libros. Para escribir mis versos. (Aunque
novelas ya no escribiré más. Para qué. Las damas de estos
tiempos no quieren ser advertidas ni enseñadas. Es mejor
nadar en la ignorancia de la vida, empocilgarse en ella. No
leen ya las mujeres otra cosa que no sea libro devoto. Y esto
por temor de Dios más que por gusto. Se divierten más con
trapos y chapines que con novelas. Les resulta más placentero
pasar la yema de los dedos por los hilos de un bello tabí
o un brocado espeso, que pasar la vista por los renglones de
un libro). Yo quiero gozar cada minuto con estos deleites, los
de escribir y leer, que, por permitidos, no son menos.
Y dormir, para qué. Cuán inútil parece. La vida es tan
rica, cada minuto tan precioso que eso de dormir tantas horas
es un dispendio terrible, algo injustificable. Hay tantas
cosas que hacer, tantos libros que leer y, sobre todo, tantos
versos nonatos en mi cabeza que temo no tener tiempo de
pasarlos todos al papel. Tanta belleza que disfrutar, tanta
belleza por crear. Tanta belleza por amar."