domingo, 25 de octubre de 2015

EL POEMA DE LA SEMANA PARA USO ESCOLAR, 1


Sor Juana Inés de la Cruz y su defensa del cultivo de la inteligencia: 


Quéjase de la suerte: insinúa su aversión a los vicios 
y justifica su divertimiento a las Musas
SONETO

En perseguirme, mundo, ¿qué interesas?
 ¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
 poner bellezas en mi entendimiento
 y no mi entendimiento en las bellezas?

Yo no estimo tesoros ni riquezas
y así, siempre me causa más contento
 poner riquezas en  mi entendimiento
 que no mi entendimiento en las riquezas.

Y no estimo hermosura que, vencida,
 es despojo civil de las edades,
 ni riqueza me agrada fementida,

teniendo por mejor, en mis verdades,
 consumir vanidades de la vida
 que consumir la vida en vanidades.





Lo adobamos con unos párrafos entresacados de la novela Amar tanta belleza*, de Herminia Luque, una obra de ficción que recrea un episodio de las vidas de María de Zayas y de Ana Caro de Mallén, escritoras del siglo XVII tan hambrientas de literatura como Sor Juana. Una novela para viajar a zonas que otros autores y todos los cronistas dejaron en penumbra y en tiniebla, en la que se escuchan los anhelos y las ambiciones de los espíritus antes que los sables chirriantes de alatristes y águilasrrojas:


"Hecho milagroso que este mundo de penalidades también contenga el contento que nunca se acaba -a diferencia de tantos otros- que es el de la lectura"
...

"Yo quiero los ojos para ver la vida, no para ver la muerte. Yo quiero los ojos para disfrutar de la belleza del mundo, para leer mis amados libros. Para escribir mis versos. (Aunque novelas ya no escribiré más. Para qué. Las damas de estos tiempos no quieren ser advertidas ni enseñadas. Es mejor nadar en la ignorancia de la vida, empocilgarse en ella. No leen ya las mujeres otra cosa que no sea libro devoto. Y esto por temor de Dios más que por gusto. Se divierten más con trapos y chapines que con novelas. Les resulta más placentero pasar la yema de los dedos por los hilos de un bello tabí o un brocado espeso, que pasar la vista por los renglones de un libro). Yo quiero gozar cada minuto con estos deleites, los de escribir y leer, que, por permitidos, no son menos. Y dormir, para qué. Cuán inútil parece. La vida es tan rica, cada minuto tan precioso que eso de dormir tantas horas es un dispendio terrible, algo injustificable. Hay tantas cosas que hacer, tantos libros que leer y, sobre todo, tantos versos nonatos en mi cabeza que temo no tener tiempo de pasarlos todos al papel. Tanta belleza que disfrutar, tanta belleza por crear. Tanta belleza por amar."


















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