sábado, 31 de octubre de 2015


DEL BAÚL DE POLIMNIA, 1

Un poema de amor a los libros

Los libros son equipamientos para la navegación. Amo navegar. Me gustan los ferrys, las jábegas, el water taxi de Boston y los galeones del dieciocho, pero no los cruceros ostentosos y cargados de ocio irritante. Me gustaría haberme embarcado en aquella ocasión en que Dioniso hizo brotar racimos y pámpanos del mástil.



Un periscopio con el horizonte

Si frecuenté los libros, ciertos libros,
fue porque regalaban amistad,
bálsamos para el mal de la rutina,
no sé qué compañía en noches duras
o en el apetecer acantilados,
tertulias con mujeres y hombres de cien plazas,
consolación en horas
de asombrosa miseria.

Sí, frecuento los libros porque ellos me regalan
formas apasionadas de amistad:
fabulosos veranos envasados,
el amoroso arte de mirar
con ojos de palabras,
llaves para hospedarme en islas mudas
-desnuda de cintura para abajo,
desnuda de cintura para arriba,
desnuda cuerpo adentro-
y posibilidades de zarpar
desde puertos antiguos y canallas
con la tripulación de los poetas.

Seguirás abrazando los libros que regalan
su camaradería
y un periscopio con el horizonte.




Aurora Luque





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