domingo, 18 de octubre de 2015


EL POEMA DE LA SEMANA PARA USO ESCOLAR, 0


El poema de la semana es un artilugio de difusión de la poesía en los centros de educación secundaria. Tomé la idea prestada de la profesora Andrea Villarrubia, que lo practicaba en las bibliotecas de sus institutos y yo lo llevé al mío y lo pongo en marcha cada curso desde hace lustros. En la selección me ha acompañado algún colega, como el eruditísimo Emilio Carrasco, aunque viene siendo una carrera solitaria. Se trata de imprimir un poema hermoso en un folio de variable color y de clavarlo con rústica chincheta en paredes y tablones del centro: pasillos, bar, sala de profesores... Con el parte matinal los delegados suben una copia a cada clase. Todo analógico y sencillo. Y suavemente funciona.

Comenzamos con un encomio de la biblioteca pública:




Elogio de la biblioteca pública
Casa de las Conchas

Sobre los dos rugientes y linguados
leones del dintel, sobre su hermosa
asimetría, sobre el cetro regio,
sobre la crestería, que es la forma
más frágil de la almena,
sobre la reja en la que el hierro escribe
las palabras que dijo una mañana
un ángel a una virgen,
                                             prevalecen
ahora los libros, multitudinario
inestable tesoro
que se conoce como biblioteca
pública del Estado.   

                         (JUAN ANTONIO GONZÁLEZ IGLESIAS,
Confiado,
XXXVI Premio de Poesía Ciudad de Melilla, Visor, 2015)



[En el año 1996, con la modesta autonomía presupuestaria que entonces disfrutábamos en los departamentos, creé en mi instituto la colección de poesía Cuadernos de Trinacria. Se llamó así porque su núcleo, como el de Sicilia, era el corazón de lo mediterráneo. Comenzó precisamente con una traducción, confiadamente hermosa, de cuatro odas de Horacio que Juan Antonio González Iglesias realizó especialmente para nosotros; las acompañaban el texto latino y una versión en prosa al inglés. Se compuso y montó delicadamente en la entonces aún viva imprenta Dardo y la cuidó Rafael Inglada.
“Dos milenios después –decíamos en el prefacio- las palabras de Horacio resuenan convincentes y frescas y nos hacen llegar, indiscutible e intacta, toda la carga de sabiduría vital y de belleza que define a los clásicos”.

                                     Mientas vamos hablando,
nuestro enemigo el tiempo ya habrá huido.
Goza el día, y no creas nunca que va a haber otro. ]




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