sábado, 9 de abril de 2016

DEL BAÚL DE POLIMNIA, 4

Europa im Wort/ Palabra de Europa









Acaba de aparecer en Alemania, en la editorial Heidelberger Lese-Zeiten Verlag, coordinada por el profesor Uwe Beyer de la Universidad de Aachen, una curiosa antología titulada Europa im Wort. Literarische Aufzeichnungen vom Leben in der europäischen Bürgergesellschaft (Palabra de Europa. Apuntes literarios de la vida en la sociedad civil europea).

En ella se ha invitado a unos cuantos escritores –principalmente centroeuropeos- a meditar sobre la palabra en la vida civil europea de nuestros vertiginosos tiempos.

Y vértigo me da compartir el índice con Peter Härtling, nada menos, o con Karl Schlögel, autor de ensayos tan iluminadores como Terror y utopía (http://www.acantilado.es/catalogo/terror-y-utopa-702.htm) o En el espacio miramos el tiempo (http://www.siruela.com/catalogo.php?id_libro=1046).


Copio aquí el comienzo de mis “apuntes”, que han sido vertidos al alemán por Valérie Lawitschka, a quien conocí como anfitriona en la Torre de Hölderlin, cuando la visité allá por el verano de 1991. Friedrich Hölderlin, desde luego, ha fundado mucha de la poesía que permanece en mi vida.





Europa perpleja y su catálogo de las naves

Y he aquí que me hallo a menudo preguntándome a mí misma, en mis horas cotidianas, qué cosa sea Europa. Y pienso que a menudo el relato actual sobre Europa, en la prensa y en los parlamentos, se parece tristemente al catálogo de las naves del canto segundo de la Iliada. Cuántos barcos llevamos a Troya, qué estandartes adornan nuestras popas, cuántos camaradas, qué jefes nos convocan, qué acopio de energías reunimos entre los aliados. Nunca antes habíamos sido convocados al unísono para rescatar no a Helena alguna, sino a la Libertad y al Humor tiroteados. 
Pero, mirando hacia atrás, antes de París 2015, el relato de Europa ha sido muy otro. ¿A qué obra literaria se parecería? A unas frondosas, profusas y opulentas metamorfosis postovidianas. Hemos sabido, sabemos hacer eso: autometamorfosearnos, construirnos cada uno a sí mismo sin mandato mediador de dioses iracundos. Los europeos y europeas, de uno en uno, se han sentido orgullosos de esculpir su propia vida y de crear y respetar las condiciones para que cada cual pueda ser dueño de su destino.
Y esa fuerza, ese anhelo de que las cosas cambien para permitir esas autometamorfosis libres y gozosas logró cifrarse de manera definitiva en el Hiperión de Friedrich Hölderlin, publicado entre 1797 y 1799 (“¡Que cambie todo a fondo! ¡Que de las raíces de la humanidad surja el nuevo mundo”).  


jueves, 7 de abril de 2016


UN APARTAMENTO EN BABEL, 5

Como los limoneros absortos de Montale




 L’ora di nuotare in alto mare, / in alto desiderare, alto sguardo.
A.L. (Trad. de P. Laskaris)

Eugenio Montale habló en un poema del olor de los limones como la parte de riqueza que nos toca a los pobres (“a noi poveri”). En el invierno –lluvia, tedio, luz avara y amargor en el alma- unos limones entrevistos en un patio a través de un portón abierto nos anuncian el deshielo del corazón y nos vierten en el pecho las canciones del sol:
   e in petto ci scrociano / le loro canzoni/ le trombe d’ oro della solarità
Aquí, junto a este mar, quizá sea ésta nuestra gran riqueza secreta: el hedonismo austero, la lentitud, el olor de los limones absortos, un silencio en el que hubo dioses, las trompetas de oro de la solaridad.
Veinticinco fotografías dialogan con los poemas de este libro. Todas fueron tomadas durante los primeros meses del año 2011, entre las tres y las cuatro de la tarde, en la zona de los Baños del Carmen, El Balneario, en Málaga. Me interesaba el lugar no como escenario, sino como interlocutor: que hablen entre sí los distintos mediterráneos y sus ruinas y realidades. Nuestro mar es elocuente y anciano: ya lo cruzaron, como refugiadas, las Danaides, y también los Orfeos silenciando Sirenas, y contiene en sus aguas tanta sal como sangre y sueños, exiliados y náufragos, ambiciones y pensamientos. Está saturado de voces. Pero, como dice Chantal Maillard, a partir del lenguaje heredado que está perdiendo su capacidad de significar, a partir del descreimiento ante el universo que se desploma, podemos imaginar un tránsito: “Si del lenguaje aprendido hiciésemos de nuevo ovillo. Si volviésemos a urdir el cuento… […] Y sí. Es preciso descreer. Desengañarse. Construir la historia de otro modo.”
A ello creo que nos invita, desde las fotografías, el viejo y nuevo mar,  con su luz interrogante. Y desearía que también lo hicieran, humildemente, con sus oleajes escondidos, estos poemas. 



Los  limones absortos. Poemas mediterráneos es una antología de la poesía de Aurora Luque en edición bilingüe italiano-español, editada en marzo de 2016 por la Fundación Málaga con la colaboración del Instituto Dante de Cultura. Incluye una serie de veinticinco fotografías de la zona de los Baños del Carmen (El Balneario) realizadas por la autora a lo largo de varios meses y acompañadas por versos de la propia antología que ilustran un diálogo poético entre los distintos mediterráneos y sus ruinas y realidades.
La selección de los poemas, el epílogo y la traducción al italiano han sido llevadas a cabo por Paola Laskaris, profesora de la Universidad de Bari y estudiosa de la poesía española clásica y contemporánea.  
El libro lleva un prólogo, “De cuando se oían las sirenas”, de la filósofa y poeta Chantal Maillard.
José Abolafio ha sido el responsable del diseño y la maquetación.







Del prólogo de Chantal Maillard:

Hay dos tipos de poesía y dos tipos de poetas: el órfico, el de la tribu, el que a lo indecible procura el sentido, y en la repetición lo hace perdurar contribuyendo de este modo a mantener el orden social, y otro, más oscuro, más temible, que encara el origen y lo revela sin pretender enmascararlo. Canto continuado ha de ser éste, ininterrumpido, sin fragmentar. En lo continuo no hay posibilidad de atribución, ni de distribución ni, por tanto, de orden social o legislativo. Toda secuencia métrica es, en ese sentido, órfica: ordena, mide y distribuye.
¿A qué estirpe pertenece Aurora Luque? ¿De qué canto deriva el suyo? ¿Qué voz es la que escucha cuando se le queda prendida la mirada a lo lejos, sobre el mar? Ella no se pone cera en los oídos; tampoco pide que la amarren a un mástil; y si toca, como Orfeo, la música ritmada del poema, no es con el afán de cubrir con estruendo las voces temidas por los mortales, sino para ser mordida / por la negra belleza que estalla en las palabras”.





Una città del sud con la sua mitologia /urbana vagamente, sottolineata di mare,/
 lacerata di istinti, /con tutta la bellezza che lotta per afferrarsi /
con dignità a un resto di materia./ Tanta, tanta è la luce senza presa…

A.L. (Trad. de P. Laskaris)







lunes, 4 de abril de 2016



HIMNO A LA LENTITUD, 7


Bodas de la Universidad y el Parnaso




 El jueves 31 de marzo la UCM celebró el Día Mundial de la Poesía. Al Aula Américo Castro de la Facultad de Filología fui a leer unos versos y me presentó Rodrigo Verano. Puedo considerarme afortunada: este joven doctor en Filología Griega de la Universidad de Sevilla se ha tomado la molestia de leerme no con excesivo disgusto y se llama Verano. El profesor Verano hablará de tu poesía, me comentó Álvaro Piquero, uno de los organizadores. ¿Cabe más coincidencia entre el temperamento y las circunstancias?

La Facultad de Filología era una fiesta. Un poco antes, en la misma aula, María D. Ramos hablaba de las poetas de los Siglos de Oro, y la acompañaban dos músicos con piezas de la época que bien pudieron haber degustado sor Marcela o Violante do Ceo. En el hall, un juglar. José Manuel Lucía Mejías (promotor de estas bodas entre Universidad y Parnaso), Almudena Guzmán, Marta López Vilar… Decenas de lecturas. Por otro pasillo, los Susurrantes, que te decían al oído poemas de Teresa de Ávila.


Y luego, para seguir contagiándonos de esa tibieza todavía insegura, nos llevaron a ver los Sorollas del Decanato. Me cansa un poco Sorolla, su sol algo pastoso. Como si sus cuadros estuvieran cubiertos de incómodas escamas. Pero en aquella sala blanquísima, bien rebozados en la luz de Madrid, estaban frescos, rezumantes.
¡Tomen ejemplo los decanatos tristes de nuestra España y celebren la poesía con esta alegría y esta fanfarria matinal! Carpe aestatem!